El temor del Señor aumentará los días; mas los años de los impíos serán acortados. Proverbios 10:27.
No hay duda alguna; el temor de Dios produce sanas costumbres que impiden la disipación de la vida que proviene del pecado y del vicio. El sano reposo, fruto de la fe en el Señor Jesús, es una excelente ayuda y remedio para quien está enfermo. El médico se alegra de tener un enfermo cuyo espíritu está tranquilo.
¿Y si fuéramos llamados pronto a un lugar más elevado? Aun así deberíamos regocijarnos de esta disposición, porque ora vivamos, ora muramos, somos del Señor. Si vivimos, Jesús estará con nosotros; y si morimos, estaremos con Jesús.
La mejor manera de prolongar nuestra vida es vivir mientras vivamos, no malgastando el tiempo, sino dedicando cada hora a fines más elevados. Que así sea en el día de hoy.
Señor, Plenitud de vida recibo de tu mano y esa plenitud se multiplica en días llenos de tu bendición. Amén.
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